Remodelación de nuestras células y ADN a través de la energía nueva e intensa del sol desde una analogía, por Gisele Salgado.
Lo primero que voy a hacer es explicarles la parte técnica brevemente, sobre cómo las energías específicamente de nuestro sol y del sol central de la galaxia, nos van remodelando desde dentro hacia afuera para alcanzar la evolución humana a la quinta dimensión, esto convirtiendo nuestras células dormidas en los cristales originales, y nuestro ADN en el 100% que es por naturaleza divina.
La energía del sol emite, entre otras cosas, fotones que se adhieren plasmáticamente en el cuerpo físico acelerando el giro del electrón de nuestra estructura molecular, haciendo que la energía densa de Bariones se convierta en energía Taquiónica limínica. Es decir que su trabajo está siendo desmaterializar o desintegrar toda la materia densa (carbono de la 3D) mutándola a silicio (cuerpo de quinta dimensión).
Por otro lado, los códigos solares o códigos de luz, vienen a transportan nuevos códigos de asimilación para nuestro ADN ayudando en este proceso. Las células sufren cambios dramáticos en su funcionamiento, especialmente nuestro ADN cuya función es recibir y emitir fotones luz y sonido, y esta función a su vez está destinada a cumplir con la regulación celular.
Por consiguiente, los fotones con masa y carga eléctrica cuántica de 5D que se fusionan con nuestro ADN (que aún no tiene masa ni carga eléctrica), son atraídos como nueva información de restablecimiento de luz original, como si fuésemos una computadora donde ingresa un programa nuevo para barrer con el anterior que es obsoleto en la actualidad.
Este movimiento de mejoras en la transformación de nuestra estructura biológica molecular, es el famoso cambio de Carbono (cuerpo de materia) a Silicio (cuerpo lumínico).
Este proceso energético que desencadena en el físico, y en el emocional limpiando las bajas vibraciones residuales de dolor, miedo, culpas, etc, es lo que termina siendo “el famoso despertar” en nosotros, ya que toda la información siempre estuvo dentro, almacenada en cada célula y en el ADN, y ahora es forzada a ser expuesta, revelándose nuestro verdadero Ser, nuestros dones y habilidades. Y esto no antes de haber hecho toda la limpieza residual, exponiendo todo aquello que debemos atravesar y soltar para avanzar al siguiente nivel vibracional físico que es la quinta dimensión.
Ahora bien, vamos a realizar una analogía de lo que estamos traspasando para entender mejor la realidad de los hechos y salir de frases generalistas como “despertar espiritual”, “ascensión planetaria” y otros tantos más. Que si bien son expresiones que estamos viviendo en la actualidad, pero debemos darle un sentido más mental y cotidiano para poder entender el proceso.
Nos vamos a posicionar, vamos a imaginar que somos una semilla, no importa de qué, no tenemos por qué saberlo aún. De esta manera estamos viviendo en presente.
Esta pequeña semilla ahora está en la Tierra, sembrada, traída a voluntad para experimentar y aprender, pero también para traer cosas nuevas al mundo.
Esta semillita necesita de elementos para abrir su cascaroncito, la tierra es uno, y el sol es otro. La tierra la nutre a la vez que le da sostén, y a su vez ella le retribuirá luego con su florecimiento y lo que pueda aportar a otros seres, como casa, sombra, alimento, etc.
El sol por su parte le da energía, fuerza, calor, también la alimenta y nutre a su manera, ofreciéndole la posibilidad de crecer y extenderse.
Entonces, esta semilla, cuando se siente lista, y no es que lo va a pensar: simplemente se abre y empieza a brotar.
Primero se rompe de todo lo que era, deja de ser una semilla, y luego busca expandirse como un brote. Este pequeño brote a través de su naturalidad instintiva busca el sol, su propio sol el que lo vio nacer (que en analogía se encuentra en nuestro interior). Entonces sube, escalonadamente, es decir que no crece o madura de golpe. Va tomando poco a poco su verdadera forma, la que siempre estuvo destinada a ser.
Se va desarrollando junto con la experiencia fuera del cascaron, resistiendo a las eventualidades que les ofrecen el clima y animales a su alrededor como ejemplo. Es decir que el entorno le va ofreciendo experiencia para su desarrollo, lo fortalece, lo revela como tal.
Ahora imaginemos que este brote ya se ha convertido en un gran árbol de manzanas a través de toda la energía y nutrientes que incorporó, que lo remodelaron, que explotó todo su potencial. Con esto me refiero a que el cambio se dio desde procesos mágicos que no pudimos ver, pero eso no significa que no estuvieron aportando algo allí en el proceso de evolución de esta semilla.
Entonces este árbol comenzó a ver sus posibilidades de aporte a la Tierra, a esa que lo vio nacer, dando refugio, alimento, nutrientes y todo lo que en su naturaleza pudiera para devolver al mundo lo que le ofreció a éste.
Entonces, y cerrando un poco con esta analogía, somos semillas estelares, cada uno desde su propia constelación, que prometió ayudar en este preciso momento con su aporte, su huella única de energía, pero primero tuvo que brotar y florecer, y para eso necesitó de mucha energía no sólo proveniente del sol, necesitó romper el cascarón (que son las obsoletas programaciones sociales), y necesitó de la red y conexión con todos los elementos del entorno que le pudieran aportar posibilidades de crecimiento (ya sea con acciones bonitas, como las que no lo fueron).
Y esto, teniendo que dejas atrás todo lo que era para hacer algo nuevo y maravilloso, algo mágico, algo que no se ve pero siempre estuvo ahí: la energía, el amor, la conexión con todo lo que existe la red de unidad que somos!

Comentarios